sábado, 22 de octubre de 2011

origen del boom latinoamericano


Aunque la mayoría de los críticos coinciden en que el Boom comenzó en algún momento del 1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a cual obra debe ser considerada la primera novela del Boom. Para algunos (como Alfred McAdam) sería Rayuela, de Julio Cortázar de1963, mientras que otros prefieren La ciudad y los perros de Vargas Llosa, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962. Fernando Alegría considera Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos (que fue publicada en 1959) como la obra inaugural del Boom, aunque, como señala Shaw se podría aún remontarse a 1949 con Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias.

Otra variante es la articulada por Randolph D. Pope: «La historia del auge podría empezar cronológicamente con El señor Presidente de Miguel Ángel Asturias (publicada en 1946, pero empezada en 1922). Otro punto de partida podría ser El túnel de Sabato (1948) o El pozo deOnetti (1939). O yendo aún más atrás, a los movimientos vanguardistas de la década de 1920. Sin embargo, los escritores del Boom se declararon huérfanos y sin ningún modelo autóctono, atrapados entre su admiración por ProustJoyceMannSartre y otros escritores europeos y su necesidad de tener una voz propia hispanoamericana, aunque rechazando a los más respetados escritores de Hispanoamérica indigenistascriollistas, y mundonovistas.»12
Los representantes más importantes del Boom afirmaron que eran «huérfanos» de generación literaria, sin ningún «padre» latinoamericano de influencia, sin embargo, reconocieron que debían gran parte de su innovación estilística a los vanguardistas. Jean Franco señala como una característica marcada del Boom «la negativa a identificarse con narraciones rurales o anacrónicas, como la novela de la tierra.
aunque muchos dicen que surge como una caricaturización de la realidad. Pero otros afirman que el escritor busca manifestar su punto de vista de la realidad. También se dice que surgió por la misma necesidad de los escritores de mostrar algo innovador, algo que rompiera con todas las facetas, algo que le dejara crear su propio estilo, algo que le permitiera liberar y dar rienda suelta a su imaginación, alguna cosa que invitara a los lectores a retomar el gusto por la literatura, ya que ellos estaban buscando algún libro con el que se sintieran apoyados y comprendidos, que mostrara a los demás que las injusticias de las cuales él se quejaba eran reales y que otra persona también se dio cuenta y lo estaba expresando en ese libro.
Al hablar del boom nos referimos a un grupo de narradores que se da a conocer con una proyección internacional a partir de la publicación de sus obras en España, donde se instalaron, huyendo de los regímenes autoritarios. Tan marcada dejaron su huella en la tierra que la literatura en castellano de los sesenta reconocida por los autores latinoamericanos más que por el resto de autores españoles.





Si bien la noción de boom parece menos apropiada para un análisis de tendencias literarias que el término nueva novela, tampoco e
s posible prescindir por completo de ese concepto que, a fuerza de ser usado por todos, se ha convertido en sinónimo de la narrativa de los sesenta y ha sido consagrado por los mismos escritores.

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